El desayuno es una de las comidas del día más mitificadas; pero contrariamente a los que se cree, no es más importante que el resto que se hacen durante el día. Lo importante es qué se tome y en qué cantidad.
Un desayuno saludable para bajar de peso no está compuesto de bollos, croissants, cereales azucarados o trozos de pastel del tamaño de un ladrillo, sino de alimentos variados, no necesariamente solo fruta, que aporten energía, calorías y, además, no llenen en exceso y permitan una digestión descansada.
Por eso queremos recordarte qué alimentos deberías implementar en tu dieta nada más despertarte. Y si eres de los que se conforma con un café, recuerda que después, a mitad de día, es probable que tu rendimiento baje y que sucumbas a almuerzos “prohibidos”.
Repasemos los alimentos que deberían estar en tu plato cada mañana:
Huevos
Tu aporte de proteínas y calorías más sano
Olvídate de tomar grasas saturadas a primera hora. Fríe, escalfa, pocha, pasa por agua o pasa por la plancha un par de huevos de gallina de corral, sírvetelos en pan de centeno o integral con aceite de oliva y sube tu nivel de energía al punto máximo del modo más natural.
Además, los huevos son un alimento que sacia enormemente, por eso sentirás que estás servido hasta la hora de la comida.
Frutos secos y aguacate
De nuevo, dos de los mejores aliados para brindarte el mayor aporte calórico y de energía que necesitas para afrontar cualquier día.
Los frutos secos, además de ser un complemento dietético sano, llenan mucho y son perfectos para evitar “pecar” entre horas. En cuanto a su preparación: mucha gente los toma en bol con yogurt natural y frutas o directamente de la bolsa. Lo importante es no pasar los 50 gramos.
El aguacate es un fruto delicioso que puedes tomar untado en pan, con aceite y que tiene un aporte calórico extraordinario: grasas buenas con las que funcionar como un reloj cada día.
Fruta
Cuando se piensa en un desayuno completo, saludable y que ayude a adelgazar o bajar peso, se piensa irremediablemente en la fruta: un plato lleno de fruta triste que zamparse con cara de extrañeza.
Pues bien, esto no es así.
La fruta es una aporte de agua y minerales que, además, ayuda a saciarse enormemente, evita el consumo de alimentos procesados hipercalóricos y mantiene el cuerpo hidratado (recuerda que parte de una buena dinámica diaria depende de una buena hidratación del organismo).
Por otra parte, si no eres de comer piezas de fruta completas y prefieres beberla, lo mejor es preparar zumos caseros y evitar los envasados, dado que tienen poco zumo natural, mucho azúcar y demasiados aditivos.
La fruta es particularmente efectiva para aquellas personas que desean adelgazar de verdad.
Queso y yogures
Los lácteos son siempre un complemento acertado.
Los yogures, sobre todo el griego, aportan un sabor cremoso que puede combinarse con prácticamente todo: cereales, avena, frutos secos, miel…
El queso aporta ácidos grasos, proteína y probióticos. Y según el paladar se puede optar por sabores más o menos fuertes, siendo muy clásico para los desayunos, el fresco.
Avena
La avena es un alimento estratégico.
Ofrece un aporte calórico mínimo, alimenta y sacia tanto que prácticamente elimina cualquier ingesta posterior hasta pasadas muchas horas.
Este es el alimento más usado por los deportistas y las personas que desean mantener el peso a ralla sin sorpresas.